
El blog de prevención y salud empresarial

La Importancia de las Pausas Activas: Cómo Combinar Trabajo y Ejercicio en la Oficina
En la actualidad, miles de empleados pasan la mayor parte de su jornada laboral frente a una computadora, sentados por periodos prolongados. Este estilo de trabajo sedentario ha sido vinculado con múltiples problemas de salud, desde dolores musculares y fatiga ocular hasta enfermedades cardiovasculares y estrés. Ante este panorama, las pausas activas emergen como una solución sencilla, económica y altamente efectiva para mejorar el bienestar físico y mental sin afectar la productividad… de hecho, potenciándola.

¿Qué son las pausas activas y por qué son necesarias?
Las pausas activas son breves momentos de movimiento intencionado durante la jornada laboral. Consisten en ejercicios suaves de estiramiento, movilidad articular, respiración o activación muscular que se realizan en el mismo espacio de trabajo. Su propósito es interrumpir el sedentarismo, oxigenar el cuerpo y refrescar la mente.
El cuerpo humano no está diseñado para permanecer inmóvil por largos periodos. Cuando lo hacemos, se reduce el flujo sanguíneo, se acumula tensión en cuello, espalda y muñecas, y el cerebro recibe menos oxígeno, lo que disminuye la concentración. Con pausas activas regulares, se contrarrestan estos efectos negativos y se fortalece la cultura del autocuidado.
Beneficios de las pausas activas en el trabajo
Implementar pausas activas aporta múltiples ventajas tanto a nivel individual como organizacional:
Reducción de la fatiga física y mental.
Mejora de la postura y disminución de dolores musculares.
Mayor claridad mental, atención y toma de decisiones.
Mejora del estado de ánimo y reducción del estrés.
Fomento del trabajo en equipo cuando se hacen de forma grupal.
Prevención de enfermedades musculoesqueléticas y cardiovasculares.
Incluso con solo 5 a 10 minutos cada 2-3 horas, los beneficios se hacen evidentes.
¿Qué tipos de ejercicios incluir en una pausa activa?
Lo ideal es que las pausas sean sencillas, inclusivas y adaptadas al espacio de oficina. Algunas ideas prácticas incluyen:
Estiramientos de cuello, hombros y espalda.
Movilidad de muñecas, tobillos y rodillas.
Respiración consciente para reducir el estrés.
Marcha en el lugar o pasos laterales para activar circulación.
Ejercicios con bandas elásticas o sillas.
Juegos corporales breves que fomenten la diversión y conexión.
No requieren ropa especial ni equipo costoso, solo disposición y liderazgo que los impulse.

Cómo implementar un programa de pausas activas en la empresa
Adoptar esta práctica puede ser muy sencillo con una estrategia clara. Aquí algunas recomendaciones:
Establecer horarios definidos (ej. 11:00 a.m. y 4:00 p.m.) para hacer pausas grupales.
Capacitar a un “líder de salud” que guíe las sesiones.
Compartir videos o animaciones internas con rutinas breves.
Incluir recordatorios automáticos en computadoras o chats internos.
Promover una cultura donde levantarse y moverse no sea mal visto, sino valorado.
Conclusión
Las pausas activas no son una pérdida de tiempo, son una inversión en la salud, el rendimiento y el clima laboral. Una oficina activa es una oficina más saludable, más creativa y más productiva. La clave está en integrarlas como un hábito cotidiano que energice y conecte a los equipos.
